Un dilema es
cualquier situación que se ajuste a la siguiente descripción: (1) un agente
está obligado categóricamente (absolutamente, consideradas todas las cosas) a
hacer A, y puede hacer A; (2) el agente está obligado categóricamente a hacer
B, y puede hacer B; (3) pero no puede hacer ambas cosas, A y B (Holbo, 2002). Este tipo de reglas se
encuentra entre los dilemas morales y legales ya que se está en disyuntiva con
nuestro propio sentir y con lo que debemos hacer legalmente.
En el lenguaje cotidiano se entiende como un
problema que puede resolverse a través de dos soluciones pero que ninguna de
las dos resulta completamente aceptable o, por el contrario, que las dos son
igualmente aceptables. En otras palabras, al elegir una de las opciones, la
persona no queda del todo conforme. En el siguiente parrafo se presenta un caso de un Dilema Ético conforme a lo anterior mencionado:
Un psicólogo que se desempeña en una escuela
obtiene información potencialmente conflictiva para la familia de una menor de
edad en entorno escolar. Considera que es probable que la información genere
situaciones familiares inconvenientes para la menor, dadas las características
conductuales de los padres quienes suelen reaccionar de forma explosiva y poco
proactiva ante eventos similares. Sin embargo, no puede omitir esa información
a los padres en atención a la gravedad de los hechos y los riesgos que implica
para la misma menor.
En ocasiones los profesionistas se
ven en este tipo de dilemas puesto que entran en juego tanto la ética
profesional como los valores y sentimientos que tenemos ante ciertos
acontecimientos; es por ello que en el caso anterior nosotros como
profesionista en Psicología nos encontramos constantemente con este tipo de
situaciones en donde hay niños que probablemente sean golpeados y maltratados
tanto fisca como emocionalmente por parte de los padres o de algún otro
familiar y nosotros al detectar tal situación nos vemos obligados a indagar que
es lo que sucede con los niños que se encuentran en estas situaciones, por un
lado la ley nos dice: "Las autoridades estatales, municipales,
instituciones de asistencia pública o privada y cualquier persona que tenga
conocimiento de alguna niña, niño o adolescente que se encuentre en condiciones
de vulnerabilidad o desventaja social, considerándose como tales el maltrato,
abandono, abuso y explotación de todo tipo, y en los supuestos de sustracción o
su suplantación ilegal de la tutela, deberá solicitar la intervención de las
autoridades competentes."(Ley Para la
Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. en el artículo 6.
Septiembre 2010). Haciendo mención de que hay que dar aviso a las autoridades
correspondientes cuando tengamos conocimiento de alguna situación de maltrato
hacia un menor, y por otro lado nos encontramos con que los padres pudieran
tomar represalias ya sea en contra del psicólogo o maltrato aún más severo
hacia el menor por el hecho de haber platicado la situación en que se
encuentra.
Es por ello que como tal debemos
tratar de discernir entre una y la otra, entre intervenir y no hacerlo ya que
si se interviene legalmente se puede hacer daño al menor quien finalmente extrañaría
a sus padres probablemente si es retirado de la tutela de los mismos y por otro
lado el propio sentimiento de complicidad al saber que el menor está siendo
dañado y que como profesionista de la salud mental no se está interviniendo
para evitar esta situación.
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